Su mano temblaba al verla. Un sentimiento
extraño le embargaba al mirarla, y no sabía cómo interpretarlo. Muchas veces había imaginado como sería volver a
estar cerca de ella pero nunca imaginó que fuera tan inesperado. Allí estaba
ella, con su belleza helada y una sonrisa permanente en sus labios que parecían sonreírle.
Alguien a su lado le apremiaba a comenzar. Acercó el bisturí, su cuerpo lleno de
cicatrices no se estremecía, pero para él cada corte era una profanación. Los recuerdos
de su niñez y adolescencia volvían a su
mente de forma dolorosa. Y después de tantos años, ella volvía, solidaria para
dar vida. Nunca imaginó que en la sala de prácticas de anatomía de la Universidad se volverían a reencontrar.
Ana Rioja Z.
(Prohibida la reproducción de este texto sin autorización del autor)
Ana Rioja Z.
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